Cuando en física nos estamos refiriendo a una singularidad de una masa, estamos pensando en un objeto que –independientemente de su tamaño– se ha comprimido a tal extremo, que acaba poseyendo una fuerza de gravedad de una magnitud tal que ni siquiera la luz puede escapar del mismo. De acuerdo con la relatividad general, cabe la posibilidad de que una masa se reduzca sin límites su tamaño y se autoconfine en un espacio infinitamente pequeño.
Para que exista un agujero negro, en alguna parte debe haber una singularidad y, para que ello ocurra, debe estar delimitada en su exterior por un horizonte de sucesos, lo que implica en esencia, que no se puede observar desde el exterior la singularidad misma. Específicamente, significa que haya alguna región incapaz de enviar señales al infinito exterior. La frontera de esa región es la que hemos llamado como horizonte de sucesos.